La vicuña del Perú, la lana más fina del mundo: Vicuñas bebé y otras –Llama, guanaco y alpaca. Imágenes de pequeñas criaturas que nos producen bienestar.

Vicuñas bebé y otras –Llama, guanaco y alpaca. Imágenes de pequeñas criaturas que nos producen bienestar.

Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma estará dormida. Anatole France.

Las imágenes de animales pequeños, con tonalidades claras y espacios verdes nos inspiran tranquilidad interna, nos crean una sensación de familiaridad que nos tranquiliza. Los animales son importantes en nuestra vida; las imágenes difundidas con profusión en las redes sociales nos gustan porque nuestro cerebro al ver a un animal mostrando su cara tierna, tienen mayor disposición positiva para los procesos cognitivos y la buena relación con las personas; asimismo baja los niveles de estrés y ansiedad.

La gente hace “pausas activas” y busca en Instagram animalitos con imágenes modificadas para que causen más ternura; se les transforma y exagera los gestos de los animales para que se parezcan a la cara de un bebé. Estamos alejados de la naturaleza por eso las imágenes de animales puestas en ambientes o paisajes naturales nos relajan y nos causan una sensación de familiaridad que nos tranquiliza; y es mejor si estas imágenes se combinan con frecuencias de sonido bajas que se asemejen a los latidos del corazón, la persona se relaja aún más.

Vicuña bebé- (Vicugna vicugna)

La ternura en las fotos y videos de animalitos son estímulos que tienen efectos psicológicos porque muestran conductas que consideramos tiernas. La ternura atribuida a los animales rescata distintas facultades evolutivas de nuestra especie, tales como la tendencia a proteger a los pequeños, y a consolar a quienes presentan algún malestar, entre otras.

Hay una explicación evolutiva que explica por qué nos enternecen los humanos más jóvenes: hay que cuidarlos o nuestra especie se extinguirá. ¿Por qué sentimos esas emociones tan fuertes por la mayoría de los mamíferos bebés?

Alpaca (Vicugna pacos)

El premio Nobel austríaco Konrad Lorenz (1903-1989), quien estudió la importancia evolutiva y adaptativa de los comportamientos humanos (etología humana), señaló que muchos animales poseen ciertos rasgos también compartidos por los bebés humanos, pero no por los adultos: grandes ojos, narices chatas, frente abultada y mentón pequeño. Lorenz creía que transferimos nuestra reacción al mismo conjunto de rasgos en otros animales.

Según Lorenz, juzgamos la apariencia de otros animales, aunque no sean mamíferos, con el mismo criterio con el que juzgamos la nuestra. "Es nuestra respuesta la que así lo interpreta. Si los bebés comenzaran a nacer con largas narices y cabezas estrechas, incluso con cuernos, comenzaríamos a ver esos rasgos como bellos. Por esta razón, los padres tienden a creer que sus propios retoños son más atractivos que otros bebés. Hay un instinto inherente para preservar nuestro propio linaje. Con un foco más concentrado, significa nuestro propio y específico ADN.

Llama (Lama glama)

Aunque no vayamos a confundir un bebé humano con una cría de foca, sí tenemos el impulso de cuidar a esta pequeña criatura peluda con sus enormes ojos negros e implorantes. Un elefante bebé con su gruesa piel gris, sus ojos pequeños y brillantes, sus grandes orejas y sus largas trompas, no deberían parecernos atractivo, pero sí lo es, por la identificación con los bebés humanos.

Los pequeños elefantes, no se parecen físicamente a los humanos, pero tienen elementos del comportamiento similares: son juguetones, frágiles (comparados con sus parientes), inocentes, y aunque permanecen junto a sus mamás por instinto de supervivencia, nosotros lo interpretamos como amor. Cuando vemos comportamientos infantiles, los interpretamos de forma incorrecta, y transferimos nuestro afecto. Las mismas sensaciones se presentan cuando vemos a las adorables criaturas de los camélidos peruanos.

Guanaco (Lama guanicoe)