viernes, 8 de enero de 2016

Peru, incas, La vicuña, belleza andina y la mejor lana

La vicuña y la lana más fina del mundo



“La tierra no nos pertenece sino que nosotros pertenecemos a ella porque somos sus hijos. ¿Tiene dueño la tierra? Pachamama es nuestra casa, nuestro hogar y aquí convivimos seres humanos, animales y plantas”. A. René Machaca

La vicuña (Vicugna vicugna), —del quechua wik'uña— es un mamífero artiodáctilo de la familia de los camélidos y del grupo de los camélidos sudamericanos que vive en el altiplano andino, en el norte de Argentina, el oeste de Bolivia, el noreste de Chile, Ecuador, y en los andes del Perú, país que posee la principal población de la especie.


Características

Las vicuñas son los camélidos más pequeños, pesan entre 40 y 50 kg y tienen una longitud de 80 cm. Son silvestres. Su color es beige o vicuña (marrón claro rojizo) en el lomo y blanco en la zona ventral y las patas, con variaciones dependiendo del hábitat. Las poblaciones norteñas son más oscuras y tienen un mechón en la parte delantera de pelos largos y blancos (mechón pectoral). Las vicuñas tienen las patas largas y delgadas, terminadas en almohadillas, aptas para caminar sobre varios tipos de suelos, incluso pedregosos.




La fibra de su lana está entre las más finas del mundo, mide 15 micrones de diámetro. El pelaje es denso, formado por fibras delgadas que crecen muy juntas, para proteger al animal tanto del frío como de la lluvia y el viento. Si las fibras fueran más gruesas y crecieran más distanciadas, dejarían pasar el aire frío y el agua de la lluvia.




Habitat

Se encuentra en la  puna, a más de 3200 msnm; viven en las altiplanicies de clima frío y seco. Son herbívoros y se alimentan de las plantas de las estepas alto andinas. Los pobladores de la Puna dicen las vicuñas tienen dueño, ellas son el ganado de la Pachamama, la madre tierra, y tienen su propio pastor, Coquena.

La fibra (lana) de la vicuña fue valorada desde tiempos preincaicos. La caza estaba limitada por sus métodos primitivos, pero se intensificó después de la introducción de las armas de fuego. La población llegó hasta 3 millones de cabezas pero tras siglos de caza cayó dramáticamente. La caza indiscriminada se intensificó luego de la Independencia, y  Simón Bolívar dictó una de las primeras leyes conservacionistas de América. Desde la independencia hasta 1950 la caza de vicuñas no tuvo límites ni control hasta que la especie estuvo en real peligro de extinción,  y sólo quedaron 10.000 ejemplares en todos los Andes.



Según Baldo (2014, p. 23) en 1960 existía el temor de que las vicuñas se extinguieran, por ello en las provincias, países y, también entre los países andinos comenzaron enérgicos esfuerzos para salvarlas, con medidas estrictas de conservación. En 1969 en La Paz (Bolivia) se firmó el primer Convenio Internacional para la Conservación de la Vicuña. Se prohibió la caza, se crearon numerosas áreas naturales protegidas y se reguló estrictamente el comercio internacional de fibra, con la máxima protección de todas las poblaciones sobrevivientes. Diez años después, el Convenio modificó su nombre a “Convenio Internacional para la Conservación y el Manejo de la Vicuña” e incluyó la posibilidad de utilizar sustentablemente a la especie.


Por esto, en el Perú se empezó a trabajar seriamente para su recuperación y conservación; con leyes apropiadas. Una medida acertada fue la creación de reservas para la crianza de la vicuña; Pampa Galeras (Ayacucho) y Aguada Blanca (Arequipa).

Existen en el mundo instituciones dedicadas a la conservación del ambiente, como la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura) y PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente).

Baldo (2014.p. 22) indica que además de las medidas de los gobiernos internacionales, nacionales y regionales, fue muy importante el apoyo de los pobladores andinos para la conservación de las vicuñas, protegiéndolas de los cazadores, por lo que las comunidades se ven favorecidas por la presencia de esta valiosa especie en sus territorios. Las vicuñas empiezan entonces a aumentar en número y a recolonizar las antiguas zonas donde vivían y en muchas de estas áreas los campesinos y pastores las protegen.




La recuperación de la vicuña y el valor de su fibra, permiten que los pobladores obtengan beneficios reales del aprovechamiento de la lana mediante la captura y esquila. Algunas comunidades ya reciben beneficios, otras también quieren ganar; en algunas  comunidades las vicuñas se están recuperando y en otras apenas aparecen por lo que se necesita de un mayor esfuerzo y cuidado para aumentar sus poblaciones.

Actualmente, el Convenio de la Vicuña ya no es de estricta conservación sino que también permite su uso. En su Artículo 1º dice que los gobiernos signatarios convienen
en que la conservación de la vicuña constituye “una alternativa de producción económica en beneficio del poblador andino y se comprometen a su aprovechamiento gradual bajo estricto control del Estado”.



Todavía existen riesgos como la caza furtiva, el acto de confundir a las vicuñas como animales domésticos, la falta de reconocimiento a las comunidades locales y sus derechos respecto a las vicuñas, la falta de protección del ambiente.

Existen pocas áreas de protección estricta de vicuñas en donde puedan reproducirse sin disturbios, condición fundamental para tener un reservorio de animales. A pesar de los esfuerzos, muchas áreas protegidas existentes son “parques de papel”, porque no cuentan con la debida cantidad de guarda parques, presupuesto e infraestructura para el correcto control y funcionamiento de las mismas.




Las vicuñas pueden conservarse de dos maneras: Libres o silvestres y en cautiverio.
En el primer caso, se capturan las vicuñas que viven en libertad mediante una técnica llamada Chaco de origen ancestral (desde los incas), en la que las vicuñas terminan en un corral de captura y esquila. En cautiverio, el hábitat es más reducido aunque se puede controlar mejor la acción de depredadores o cazadores furtivos.




La vicuña es el animal nacional del Perú,  se encuentra en el escudo de armas como símbolo de las riquezas naturales.


Referencias

Baldo Jorge, Arzamendia Yanina, Bila Viviana (2014) La vicuña, Manual para su conservación u uso sustentable
CONICET, Consejo Nacional de Investigaciones científicas y técnicas, Buenos Aires, Argentina

Hoces, Domingo (2008) CONSERVACION Y USO ACTUAL DE LA VICUÑA (Vicugna vicugna mensalis) EN EL PERU

La vicugna vicugna

Vicuña


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